Se ha ido septiembre del 2020. Fue un mes tan triste como otros septiembre; sólo que este fue en encierro, en un estado de sitio de meses por un virus que apareció nadie sabe de donde, pero nos dejó detenidos en el aire y en el tiempo, en el miedo y en la muerte. Se fue septiembre del 11, septiembre del golpe, de la derrota y de la muerte. De la derrota de un sueño que cayó con un golpe, septiembre de una independencia que no es en septiembre, ni en el día ni en el mes. Se fue hasta volver el próximo año, con el triunfo de la UP en el cuarto día, sus once días de democracia y sus últimos nueve días de primavera, con flores y brotes.
Angélica Palleras
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