http://www.theclinic.cl/2018/05/07/angelica-palleras-querellante-del-caso-caravana-la-muerte-urrutia-una-mente-criminal/
Gonzalo Oñate 07 Mayo, 2018 Fotos: Alejandro Olivares
La vida de
Angélica cambió rotundamente luego del 17 de octubre de 1973. Su hermano,
Adolfo Palleras, quien fuera dirigente del Campamento de Pobladores Arnoldo
Ríos en Copiapó, fue torturado y asesinado con corvos y enterrado en una fosa
común junto a otros 12 dirigentes. La fotógrafa lanzó su libro “Santa María de
Iquique: Memoria histórica de un pueblo masacrado” en el cual se cuestiona:
“Aparte de los muertos de la Caravana, también tengo muertos por mi historia
como clase social, como una mujer del pueblo, una mujer más del pueblo
trabajador y de la clase trabajadora. Luché como todo joven y luché por los
logros de la clase trabajadora. Desde esa perspectiva ¿cuántos muertos tenemos?
¿Cuál es nuestra historia?”.
Luego que
Carmen Hertz iniciara su propio proceso legal en Calama, en 1985 Palleras se
querelló contra la comitiva responsable del supuesto fusilamiento ilegal en la
Cuesta Cardones a 13 kilómetros de Copiapó. En 1998 se adjuntó a la causa
judicial Caravana de la Muerte, la que agrupa todos los asesinatos por la
comitiva militar y dirigida por el fallecido ex general Sergio Arellano Stark.
El helicóptero Puma recorrió Chile y dejó, por lo menos, 96 muertos. En 1990 se
descubrió lo que ya se sabía: los restos de las víctimas de Copiapó y Pisagua
se encontraban entre cal y arena, ocultos en fosas comunes. En ambas aperturas,
Angélica fue protagonista.
“Recuperar
la memoria como pueblo masacrado es reubicarnos en la historia, evaluar los
avances que hemos tenido en relación a cada movimiento popular de conquista de
nuestros derechos y los costos que hemos tenido que pagar desde la primera vida
sacrificada. Así es como tras haber buscado antecedentes y recuperado, en
parte, la memoria de la Masacre de la Escuela Santa María, siento que lo vivido
por nosotros durante los tres años del Gobierno de la Unidad Popular, con un
hermoso comienzo de esperanza, a la que se opuso el brutal poder del capital,
el boicot y el imperialismo, trajo la caída de nuestros sueños, la represión y
la muerte Siendo importante destacar que habiendo una diferencia circunstancial
en el tiempo de estas dos masacres en relación a que en 1907, no quedaron
agrupaciones de familiares buscando la justicia y a los desaparecidos como en
1973, fue nuestra memoria colectiva, oral y escrita, la que ha guardado hasta
hoy la verdad de lo sucedido en ambos casos”
¿Cuál es la motivación de escribir un libro sobre
la matanza de la Escuela Santa María de Iquique desde la perspectiva de un
familiar de ejecutado político?
Soy de
una generación que teníamos muy claros nuestros ideales y los logros que
teníamos que alcanzar en torno a los derechos, el amor, una sociedad libre y
feliz. A partir de eso, tengo una visión determinada. Éramos un grupo de ocho
amigos, compañeros, hermanos. Un grupo bien cerrado. De ellos, la Caravana de
la Muerte mató a cinco, y un sexto, Dagoberto Cortés, murió en un falso enfrentamiento
en Santiago. Sólo quedamos dos, mi marido y yo. Yo juré a mis muertos que los
sacaría de la fosa e iba lograr la justicia. Por eso mismo tuve la necesidad de
plasmar en un libro nuestra experiencia, lo que realmente sucedió. No puedo
hacer una conmemoración solo a mis muertos, sino por todos los muertos de la
Caravana, porque no sólo mataron a mi hermano, a mis compañeros y a los 16 de
Copiapó, sino que mataron 96 más los 9 de Temuco que no figuran. Por lo tanto,
la Caravana de la Muerte son 105.
Aparte de
los muertos de la Caravana, también tengo muertos por mi historia como clase
social, como una mujer del pueblo, una mujer más del pueblo trabajador y de la
clase trabajadora. Luché como todo joven y luché por los logros de la clase
trabajadora. Desde esa perspectiva ¿cuántos muertos tenemos? ¿Cuál es nuestra
historia? A los 15 años supe de la masacre de la Escuela Santa María, luego
viví la experiencia de la UP y la dictadura, y después viví el centenario de la
matanza en Iquique. El vínculo con la ciudad que me alojó en mi exilio interno,
marcó partes muy importantes de mi vida. Siempre hemos buscado esa justicia
social que permita que cada persona tenga lo que debe tener cada individuo para
ser feliz: trabajo, justicia, techo y libertad. Esa es la justicia que siempre
el hombre ha buscado.
¿Cuál es la columna vertebral del libro?
Es el
reconocimiento por nuestros muertos, por todas las vidas que hemos perdido como
clase. Esa llamada sangre vertida es lo que nos tiene que dar fuerza, tenemos
que honrar a cada uno de ello con el castigo para los culpables, porque nos
mataron ayer, nos matan hoy y nos matarán mañana. Para el futuro ya están
preparando una nueva masacre, siempre lo hacen, no es casualidad que los
militares sigan yendo a la Escuela de Las Américas.
Esta es
la primera vez en la historia de Chile que los culpables de una masacre van a
la cárcel. Y eso lo hemos logrado los familiares con todas las luchas que hemos
dados. En tribunales, haciendo un libro, saliendo a la calle…
El libro
trata desde el primer gran movimiento obrero en 1890, que fue una revuelta que
salió del puerto de Iquique, subió a la pampa, se vino a Valparaíso y se
expandió por Sudamérica. A partir de eso hasta el 1973 ¿qué pasó con todos esos
muertos? El tema principal es el encubrimiento y el ocultamiento de la verdad,
el manto de olvido, que es un arma de ellos.
¿Cómo se expresa ese “manto de olvido” en la
historia?
El
Mercurio actuó diciendo que eran menos los muertos, que eran delincuentes…
Siempre la prensa oficial y los patrones han dicho que fueron sacrificados
“lamentablemente” algunos insurrectos, revoltosos, pero que fue necesario ese
sacrificio para mantener la paz social. Ese discurso se repite en la Santa
María, en La Coruña y que escuchamos hasta hoy por el Golpe de Estado… Es
exactamente lo mismo, lo que dice Kast, Renovación Nacional y todos los
partidos que representan al patrón. Han encubierto, han aplastado, intimidado y
aterrorizado al pueblo.
¿Se volverá a ver un movimiento social con fuerza y
carácter de clase?
Son las
necesidades inminentes de los trabajadores lo que hace que se levanten
nuevamente, como es el caso del movimiento No + AFP, el movimiento estudiantil
y todos los demás movimientos, los levantan la necesidad natural. Resulta que a
partir del 73′ en adelante, las manifestaciones que vinieron que rebeldía hay
sido manifestaciones espontáneas, innatas.
¿Qué opina usted de las expresiones del diputado
Urrutia?
Urrutia
tiene una mente criminal y faltan todas las leyes promovidas por ellos mismos. Son
provocadores, ellos están esperando una reacción de nosotros. Es lo mismo que
hace Kast; está levantando un movimiento que va hacia una nueva masacre, ellos
quieren aplastar esto con una ideología de exterminio. Ellos levantan una
posición de terminar con los revoltosos, los extremistas, con los homosexuales,
las mujeres feministas y todo aquello que vaya en contra de esa religión que
ellos tienen.
¿Existe un patrón común de cómo el Estado ha
tratado a los familiares de ejecutados políticos?
El patrón
general es no darle ninguna explicación y con una prepotencia extraordinaria
darle el mismo trato a los familiares como a un delincuente que cae por causas
policiales. Solo si es que apareció, tienen que llevarse a su muerto y
sepultarlos. Como el episodio de Ranquil, donde más de 500 campesinos fueron
desaparecidos por carabineros en una tarde, los tiraron a un río y no dieron
ninguna explicación ¿qué familiar iba a pedir una explicación? Corrían el
riesgo de que lo mataran y tiraran al río.
¿Y en la matanza de la Escuela Santa María?
Culparon
a los obreros y les hicieron un juicio. A los familiares los tomaron, los
metieron en barcos y los mandaron a sus casas de regreso. Por eso los
manicomios de la zona central estaban llenos de gente que tuvo el mismo trauma
que tuvimos nosotros, por eso existe un plan de salud para nosotros y no porque
el Estado haya querido darlo, sino porque lo exigimos. Ese trauma, los
familiares de la Santa María lo vivieron solos, alcoholizados y repletando
manicomios. La única diferencia que tenemos como familiares y como pueblo, es
que en esta pasada, los familiares pudimos hacer querellas contra los
criminales y logramos llevarlos a la cárcel.
¿Qué le diría usted a las generaciones futuras?
Que
tengan conciencia que todo lo que busquen para lograr una sociedad justa va a
ser reprimido y que no lo permitan. No tenemos que permitir la violencia que se
desata contra nosotros cuando luchamos por lo derechos. Hemos logrado en el
siglo pasado y ahora tener normas como la carta de los Derechos Humanos y
tenemos precedentes. Los hemos enjuiciado, los hemos llevado con sus propias
leyes, con su propia institución, con su propia Constitución, con su propio
sistema. Las nuevas generaciones tienen que ser valientes porque no podemos ser
corderos, no podemos ser esclavos. El derecho a levantarse como pueblo es
fundamental.
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