Monday, September 11, 2006
11 de septiembre chileno
Salvador Allende :
Documentos radiofónicos (Transcripción)
11 de septiembre de 1973
7:55 A.M. Radio Corporación
Habla el Presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el gobierno, del gobierno legítimamente constituido, del gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.
En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al gobierno que represento por voluntad del pueblo.
Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva , de los soldados de la patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero Presidente de la República.
8:15 A.M. Radio CorporaciónTrabajadores de Chile:
Les habla el Presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar la instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el gobierno de los trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de noviembre de 1976.
Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la patria.
8:45 A.M. Radio CorporaciónCompañeros que me escuchan:
La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas.
En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada.
Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito.
El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse.
Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.
9:03 A.M. Radio Magallanes
En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas.
En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.
Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra ... roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.
El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.
9:10 A.M. Radio Magallanes
Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director general de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
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Los E.E.U.U. desempeñaron el papel clave en el golpe de estado chileno de 1973
Por Martin McLaughlin21 de octubre de 1998
Si Augusto Pinochet merece ser detenido, enjuiciado y castigado por asesinato en masa, ¿por qué no aquellos americanos que le controlaron -- Henry Kissinger, el entonces director de la CIA Richard Helms, y otros oficiales del gobierno de los E.E.U.U. - los cuales inspiraron, dirigieron y apoyaron el golpe de estado militar en Chile en 1973?
La reacción americana oficial a la detención de Pinochet ha sido favorable al ex-dictador. La administración de Clinton se opone a su extradición por su preocupación de que un proceso público en España saque a la luz la extensa implicación de las agencias de inteligencia de los E.E.U.U. en las acciones sangrientas de Pinochet.
La toma del poder por Pinochet el 11 de septiembre de 1973 fue el producto de una prolongada campaña de los E.E.U.U., de manipulación política y desestabilización en Chile. En 1964 la administración de Johnson invirtió diez s millones de dólares en una campaña secreta para asegurar la elección del demócrata cristiano, Eduardo Frei, como presidente contra el candidato del Partido Socialista, Salvador Allende.
En 1970, con Frei inelegible para sucederse a sí mismo y Allende el favorito para ganar las siguientes elecciones, Chile se convirtió en un problema para la administración de Nixon. El super-secreto 'Comité 40', una organización de alto nivel presidida por Henry Kissinger, junto con representantes del Departamento del Estado, de la CIA y del Pentágono, decidió que una intervención electoral masiva probablemente provocaría una fuerte reacción. El Embajador de los E.E.U.U., Edward Korry, recomendó una urgente operación secreta de la CIA para preparar un preventivo golpe de estado militar.
Kissinger declaró, "no veo porqué tenemos que mantenernos al márgen y observar a un país convertirse en comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo." Pero él y el director de la CIA, Helms, bloquearon el propuesto golpe por considerarlo irrealizable antes de las elecciones. Más tiempo era necesario, razonaron.
La implicación de los E.E.U.U. en el planeamiento del golpe, codificado FUBELT, comenzó incluso antes de la victoria de Allende en las elecciones, con planes de acción preparados para la consideración de Kissinger. Un grupo de oficiales que trabajaban bajo la dirección de la CIA llevó a cabo el asesinato de general Rene Schneider, un oficial pro-Allende, en una tentativa fracasada de provocar un pleno golpe antes de que Allende pudiera alcanzar el poder.
Un cable de la CIA del 16 de octubre de 1970, divulgado bajo el Acto de Libertad de Información, explica los objetivos del gobierno de los E.E.U.U.: "es la firme y contínua política que Allende sea derrocado por un golpe .... Debemos continuar generando la presión máxima hacia este fin utilizando todos los recurso apropiados. Es imprescindible que estas acciones sean ejecutadas clandestinamente y bajo seguridad para ocultar bien la mano americana y del USG."
La CIA estableció una organización fascista, Patria y Libertad, dirigida por un antiguo empleado en relaciones públicas de Ford Motor Company, Federico Willoughby McDonald, que se convirtió en secretario de prensa de Pinochet después del golpe. Patrocinó la operación Djakarta, un plan para el asesinato sistemático de líderes del Gobierno de Unidad Popular de Allende. La organización fue así nombrada en honor al éxito más sangriento de la CIA, el golpe militar en Indonesia en 1965, durante el cual 1 millón de personas fueron matadas brutalmente.
Como lo había hecho anteriormente en Indonesia, la CIA ayudó a los militares en Chile a componer listas de gente a ser exterminada. El 10 de septiembre de 1973, día antes de que la junta atacara, los nombres de 3.000 líderes de alto nivel y 20.000 de nivel medio de organizaciones populares -- sindicatos, grupos estudiantiles, grupos de arrendatarios, comités campesinos, grupos de derechos y libertades civiles, partidos políticos izquierdistas -- fueron distribuidas a las escuadrillas de la muerte. Prácticamente todo aquél que no huyó del país fue cazado y asesinado.
En testimonio posterior ante un comité del congreso a puerta cerrada, el antiguo director de la CIA, Guillermo Colby, dijo que las ejecuciones en masa habían logrado "algún bien" al hacer la guerra civil en Chile inverosímil. Colby había seguido una semejante terrible lógica en Vietnam, supervisando el programa Phoenix bajo el cual 20.000 sospechosos de resistir la intervención militar de los E.E.U.U. fueron asesinados. En su biografía, Kissinger negó que el gobierno de los E.E.U.U. desempeñara papel alguno en el golpe de estado, descartando descaradamente este bien documentado hecho como "un mito de inspiración comunista." Aun así no pudo evitar el solidarizarse con el régimen de Pinochet, escribiendo: "Los militares chilenos habían salvado a Chile de un régimen totalitario y a los Estados Unidos de un enemigo."
Los informes de la prensa americana sobre la detención de Pinochet se han mantenido uniformemente silenciosos sobre la responsabilidad del gobierno de los E.E.U.U. en el golpe de 1973, y han menguado en general la escala de los crímenes de Pinochet -- usando, por ejemplo, la estimación de la CIA de 3.000 personas asesinadas durante el golpe y después, a pesar de que la mayoría de las estimaciones independientes colocan el total en mas de 50.000 muertos.
Se hubiera podido pronosticar que el Wall Street Journal denunciría la detención de uno de sus favoritos líders mundiales. La editorial del Journal ridiculiza a España y a Gran Bretaña por detener a Pinochet en lugar de a Fidel Castro, y declara, "El general Pinochet dirigió el golpe de estado que salvó a su país."
Más significativa es la reacción de tales órganos del liberalismo oficial como el New York Times y el Washington Post. Al tiempo que apoyan a regañadientes las acciones del gobierno británico, al Times le preocupa que puedan suponer un precedente para que las "naciones delincuentes como Iraq" busquen la prosecución internacional de "líderes extranjeros opuestos a ellos." Esto es una tácita admisión de que las acciones de Bush y Clinton de forzar un bloqueo que ha causado la muerte de centenares de millares de niños iraquíes, se podrían procesar como crímenes de guerra.
El Post aprovecha la ocasión para alabar la historia de Pinochet como gobernante de Chile: "él derrocó a un gobierno democráticamente electo y aseguró la matanza de millares y la detención de decenas de millares entre 1973-1990", el periódico dice en su editorial, "pero también aseguró el rescate de su país... y su controlada evolución en una próspera democracia latina. Así es que no es tan sólo la derecha militar de Chile sino otros agradecidos por su papel positivo que están ahora inquietos por su detención."
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