El reformismo que impide la Asamblea Constituyente
El Plebiscito del 30 de Julio de 1989 significó el fraude más
grande realizado al pueblo chileno, pacto responsable de todos los impedimentos
que durante los próximos 24 años han truncado cualquier proyecto de cambio
profundo, incluyendo la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
MATÍAS SAGREDO Z,
Tanto el Gobierno Militar como la Concertación de Partidos por la
Democracia llamaron a votar SI en el referéndum del 30 de Julio de 1989.
Cincuenta y cuatro reformas que hicieron más rígido el sistema e incambiable
durante ya 24 años y quizá varios más. Viera Gallo, Aylwin, y la cúpula de la
Concertación lo sabían, pero no informaron a la ciudadanía ni a sus bases
militantes de este retroceso histórico que significó el haberse puesto de
acuerdo a espaldas de los ciudadanos en un verdadero pacto secreto que nos
amarraría por siempre a un sistema económico injusto y monopolizante.
La Dictadura bajo presión de Estados Unidos -y los mismos poderes
fácticos que respaldaron el Golpe- aceptaba dejar de gobernar, mientras que a
su vez la Concertación aceptaba gobernar sin el poder de cambiar nada y con la
obligación de subordinarse por dos décadas a la Constitución de 1980, a los
dictados de EEUU y de los organismos financieros internacionales -FMI, Banco
Mundial y otros- que se dedican a presionar a los Estados para que faciliten el
camino institucional a las operaciones financieras de las empresas
trasnacionales.
¿Valía la pena sacar de la Moneda a un General con uniforme para que
otros cumplieran las directrices dejadas por él? ¿Existió realmente la
Transición?
Claro que no. Nunca ha habido transición alguna, todo lo contrario,
desde 1990 en adelante ha sido, como dijo el mismo Pinochet en octubre de 1988,
un avance progresivo en la “aplicación del ideario e itinerario constitucional
trazado” por la Dictadura. Las reformas de 1989 solo aseguraron que esto se
cumpliera a cabalidad.
¿Por qué no existen actas de las reuniones de preparación de las
reformas entre Aylwin y el gabinete de Pinochet? ¿por qué no se tomó actas de
las reuniones entre la comitiva de la Concertación, entre los cuales estaba
Viera Gallo, y las comitivas de RN y el gobierno militar donde discutieron y
pactaron las 54 reformas?
Si no tienen nada que esconder entonces que hablen sobre ello, que no
evadan este tema como lo han hecho durante 24 años cada vez que se les
pregunta.
La Concertación nos dijo a todos que con ese referéndum se iniciaba la
transición hacia la democracia plena, que los cambios permitirían otros cambios
mayores. Entonces ¿por qué aceptaron aumentar los quórum a 4/7 y hasta 2/3 para
cualquier cambio constitucional? ¿por qué constitucionalizaron el sistema
binominal? ¿por qué eliminaron el derecho a plebiscito que sí estaba antes del
89?.
Gran parte de los senadores y diputados concertacionistas, con los que
Bachelet pretende avanzar hacia una Nueva Constitución, participaron de este
engaño y hoy buscan impedir la convocatoria a una Asamblea Constituyente
(nuevamente).
Bajo este sistema a lo máximo que se puede aspirar es a “proyectos” de
reformas que nazcan de la ciudadanía luego de presión masiva, como ocurrió el
2006 con las propuestas de los estudiantes que nos tomamos nuestros colegios y
universidades para derogar la LOCE. “Proyectos” porque jamás llegarán a
convertirse en ley ni mucho menos en institucionalidad, puesto que, al igual
que lo que ocurrió con la LGE, terminan siendo filtrados por la actual
constitución y las negociaciones que exige el sistema binominal con los grupos
conservadores de la Alianza y la Concertación.
Debemos organizarnos para construir un PROCESO CONSTITUYENTE y un
movimiento con una nueva fuerza superior a las cúpulas partidistas, superior a
las formas hasta ahora inútiles. Un movimiento que propague y explique de la A
a la Z qué significa una Asamblea Constituyente, en cada rincón del país. Llegó
la hora de tomar el destino en nuestras propias manos, ya no podemos seguir esperando
la venida de un salvador.
Al revisar los videos de campaña publicitaria a favor del Plebiscito de
1989 uno ve claramente como tanto el gobierno de Pinochet como la oposición de
la naciente Concertación llamaron a votar SI pero con argumentos diferentes. El
gobierno militar llamó a aprobar las 54 reformas para lograr “perfeccionar el
modelo instalado por nosotros”. La Concertación también llamó a aprobar las 54
reformas, pero según ellos para “iniciar la transición”. ¿Cómo se explica esto,
qué sentido tiene? ¿Transición es sinónimo de cambio de administración?
PINOCHET aclaró en cadena nacional que las elecciones presidenciales
posteriores a su mandato eran “tan solo la elección de la persona que debería
conducir al país hacia la aplicación plena de la carta fundamental” pues “no
está en juego el ideario ni el itinerario constitucional trazado”.
JAIME GUZMÁN también lo señaló previamente al decir que “esta
constitución está hecha para que, no importa quien gobierne, se vea constreñido
a tomar una acción no tan distinta de lo que nosotros haríamos”. Será que
Patricio Aylwin lo sabía bien al decir su famosa frase “en la medida de lo
posible”.
EDGARDO BOENINGER, principal ideólogo de la Concertación, terminó por
aclarar sin espacio a dudas al reconocer que el objetivo de las negociaciones
con el gobierno de Pinochet era “reconocer la legitimidad de la Constitución”,
puesto que de no ser así “el gobierno de Aylwin enfrentaba la oscura
perspectiva de desangrarse en una difícil lucha por una Asamblea Constituyente”.
Quienes creen que Bachelet puede cambiar las cosas sin Asamblea
Constituyente, están perdiendo el tiempo y quienes participan de su gobierno
bajo conocimiento de esta situación están siendo parte, aunque no lo
reconozcan, de un nuevo engaño de proporciones históricas.
No tenemos otra alternativa, solo la Asamblea Constituyente puede
devolverle al país la democracia -aun secuestrada-, la soberanía y la cordura,
pues la dictadura sigue intacta y quienes gobiernen sin impulsar el proceso
constituyente estarán trabajando para la Dictadura de los poderes que gobiernan
tras la cortina, esos de los que hablaba Allende ante las Naciones Unidas. La
transición recién comienza con la Asamblea Constituyente.
Basta de Pactos Secretos: ¡abolición al Pacto del 89 y la Constitución
de 1980!. Queremos ser soberanos. Queremos un Proceso Constituyente nacional,
democrático y con protagonismo ciudadano. Queremos que los pueblos indígenas,
los compatriotas en las regiones extranjeras, las minorías sociales y todos
quienes habitamos este hermoso país, decidamos por nuestra propia voluntad el
destino nacional.
Matías Sagredo Z,
El Ciudadano
Matías Sagredo Z,
El Ciudadano
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