Wednesday, September 03, 2008

El ejemplo de ANFASEP


























El departamento de Ayacucho fue una de las zonas más afectadas por el conflicto armado interno que vivió el Perú durante 1980-2000, con un saldo de graves violaciones a los derechos humanos (DDHH) como los asesinatos, desapariciones, torturas, violaciones sexuales, etc. En este contexto y en cumplimiento a una de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), ANFASEP implementó un espacio para recordar la historia dejada por el conflicto: El Museo de la Memoria de ANFASEP “Para que no se repita”. El museo se inauguró en el año 2005, gracias al apoyo de la cooperación internacional, el gobierno y algunas ONGs de derechos humanos.




ANFASEP: 25 años de dolor, memoria y demanda

La memoria es un acto político. Esa un acto voluntario que persigue un objetivo. Tiene, y busca tener un efecto en el devenir de la sociedad. Se es aquello que se recuerda. Las aspiraciones de futuro se construyen a partir de las vivencias del pasado.

La memoria busca expresarse y aspira a ser reconocida, escuchada e incluida. La memoria es una acción colectiva, que compromete las voluntades individuales y demanda de la acción conjunta.

Por años, el pensamiento hegemónico sobre los DDHH en el Perú ha construido una historia oficial que no deja espacio a otras memorias que la interpelan, la comprometen, le reclaman. La historia oficial sobre el conflicto armado en el Perú busca imponer una memoria oficial y única, mientras que las memorias contrahegemónicas, discrepantes, provienen justamente de los grupos con menos poder, los tradicionalmente excluidos y quienes no tienen lugar en los espacios que recogen la historia oficial, en los museos, actos públicos o la currícula escolar.

La Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados y Desaparecidos del Perú, ANFASEP, inició hace 25 años su lucha por la memoria. Desde entonces ha cumplido un rol fundamental en el proceso de visibilizar y condenar los hechos de violencia cometidos contra la población civil en el conflicto armado que vivió el Perú en la década de los 80 y 90. Su existencia y trayectoria nos habla además de la vivencia de la injusticia, de la exclusión y la desidia generalizada ante las demandas de la población más empobrecida, del sector menos favorecido, menos visible, más alejado del poder central.

En la búsqueda de la verdad y la justicia, ANFASEP ha emprendido una batalla contra la memoria hegemónica y el poder mayoritario, que no reconoce para los otros los mismos derechos que para sí mismos: ser reconocidos y respetados, parte de un Estado y una sociedad que asume las demandas de todos sus ciudadanos como del mismo valor.

La lucha de ANFASEP, como toda lucha por la memoria, es una lucha colectiva, convoca, a quienes nos sentimos comprometidos con la construcción de una sociedad en la que todos tengan el mismo espacio de expresarse y de sentirse escuchado y respondido, respaldado y acompañado en la defensa de sus derechos. El ejemplo de ANFASEP invita a seguir su camino con tenacidad y constancia, no con el fin de imponer una sola y única memoria, sino con el objetivo de reivindicar su derecho a existir y a demandar pronta respuesta a sus demandas de justicia y reparación.

El Grupo de Iniciativa Ama Qunqanapaq-GIAQ se une en esta lucha por el reconocimiento y asume como propia la iniciativa de búsqueda de la verdad sobre las violaciones de los Derechos Humanos ocurridas en el país, así como la expresión de la memoria de las víctimas de la violencia y su reparación. A cinco años de la entrega del informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación esta lucha cobra cada día más sentido.

Felicitamos a ANFASEP por sus 25 años y por su constancia en la lucha por la realización de los Derechos Humanos, porque compartimos su objetivo de lograr verdad y justicia, porque son ejemplo de lucha constante sin más armas que su voz y su terquedad. Nos aunamos a su exigencia de verdad, justicia y una pronta y justa reparación para los afectados por el conflicto armado interno. Compartimos la exigencia del respeto a su derecho ciudadano a expresar y preservar su memoria sobre el conflicto armado interno. Apoyamos la iniciativa y demanda de ANFASEP por el establecimiento y construcción de lugares de memoria, de espacios públicos en los que se recuerde que se cometieron actos atroces e injustificables contra hermanos y hermanas, padres, madres, amigos, que aún hoy reclaman por su esclarecimiento.

Grupo de Iniciativa Ama Qunqanapaq
Ayacucho, 2 de setiembre del 2008



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